martes, 27 de diciembre de 2016

¿Realmente tengo una opción?

Siendo realistas, ¿Quién querría ser como yo?
Tengo 21 mediocres años, siempre detrás de la sombra de los demás, intentando resaltar en un lugar donde me rindo a los dos días de intentarlo.
¿Quién querría ser como yo?
Si todo lo que anhelo es encontrar un buen libro para meterme en su mundo y huir de la realidad. Ese soy yo, quien anhela tener el mundo en sus manos, pero no mueve un meñique, pues sabe que en un final todo habrá sido en vano.
Las veces que lo he intentado han sido un completo fiasco, ¿Para qué perder el tiempo?
Sueño el día de la honra, donde se me reconozca el fracaso y la vida me premie el dolor, pero... ¿Qué clase de guerrero sería si no he librado batalla alguna?
Quizá deba de volver a las arenas, a los campos y las competencias, pero no es suficiente con soñarlo, jamás lo será.
Yo no soy digno de joyas ni alabanzas, pero quiero luchar por aquello que sé que merezco, trabajar por lo que anhelo, materializar mis pensamientos.
Solo que... A veces, mientras me duermo, escucho la voz que me dice, "todo lo puedes, si te lo propones y trabajas por ello", pero al despertar, llega el grito desenfrenado que me dice "jamás podrás lograr nada, ¿para qué intentarlo, quién te apoyará, qué te inspirará?". Maldito pesimismo que me habita, maldito mil veces.
Arrancarme el dolor del pecho, a las dudas he de enfrentar, ¿Cómo se supone que siga adelante si mi luz se apagó hace mucho? Pues bien, ya va siendo hora de encender una hoguera.

Diegö Alberto Araya Rodríguez.


miércoles, 21 de diciembre de 2016

Con todo, ¿Qué he de hacer?

No acepto mi destino si no soy yo quien lo impone. Pero la vida, dulce, aunque envidiosa, llena de dudas el saco de mi alma.
Como un cristal poderoso puedo ver a través del espejo de mi espíritu, mas no logro quebrantarlo.
Acuño, en lo más profundo de mi oscuro ser, ideas nocivas que no hacen mas que detenerse a cortar las venas de mi corazón, y lo que una vez fue la luz del sol sobre un gran lago de plata, es hoy solo un pequeño charco lleno del lodo del ayer.
Pero esto no es el fin, sino solo una cuenta atrás; y como un fénix de negro rubí, me levantaré y desafiaré a la luna, que escuálida y sempiterna me observa desde lo que una vez fue el objetivo de mis rimas y hoy en un mar de penas.
¿Qué quieres que haga? Vete, y déjame en mi oscuridad, que si yo mismo la cree, yo mismo la iluminaré.

Diegö Alberto Araya Rodríguez.